Despedida de la Virgen de la Cueva


Adiós, Madre del alma, ya dejo este lugar sagrado para marchar de nuevo a mis ocupaciones y trabajos. Yo me retiro en cuanto al cuerpo de vuestra presencia, pero el alma queda haciéndoos compañía y en mi corazón os llevo para no dejaros jamás. Él será, de hoy en adelante, relicario, aunque indigno, donde llevaré vuestra imagen y ésta habrá de ser mi escudo, mi fortaleza y mi consuelo en todas las tentaciones y luchas de la vida. Gracias, bondadosísima Señora, por los buenos propósitos que me inspirasteis, por los consuelos y alientos que me concedisteis; gracias por las muchas que por vuestra mediación recibí de mi Señor Jesucristo, durante mi estancia en este santuario, las cuales confío que serán principio y feliz augurio de otras muchas, que, con la de perseverancia final me adelantaseis de vuestro Divino Hijo, para con Él y en vuestra compañía vivir eternamente en la gloria. Amén. San Pedro Poveda 1909.

0 comentarios:

Publicar un comentario